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Saluda del Arzobispo de Valencia

Estimados hermanos y hermanas en el Señor,

Es una alegría para mí compartir unas palabras de afecto y esperanza para conmemorar las Fiestas de Sant Bult, que nos recuerdan una vez más el amor que Dios ha impregnado en nuestro corazón.

El Cristo de San Bult es el reflejo del amor que Dios nos tiene. Jesús tuvo que enfrentarse a tormentos y calamidades para darnos la libertad y pagar así por nuestros pecados, en cambio, el Cristo que se nos presenta no es la imagen de la derrota ni el sufrimiento en la cruz, sino de la resurrección, del vencimiento a la muerte, por eso, es coronado como Rey y nos invita a unirnos y evidenciar en la tierra, por medio de nuestras acciones, su Reino de amor y paz. De tal forma que cuando mantenemos un diálogo con Jesús, nuestro corazón debe sentirse llamado a servir en dondequiera que nos encontremos.

Jesús ha de ser un motivo de esperanza en nuestra vida. El Cáliz que el Cristo de Sant Bult lleva en sus pies, nos recuerda la confianza que Jesús depositó en el Padre antes de enfrentarse a su muerte: “¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22,24), por consiguiente, nuestra esperanza no debe vacilar, porque aunque en algún momento parezca que no tenemos motivos para el optimismo humano, no por ello debemos dejar de confiar en Dios, porque es Él quien traza los caminos de la historia y conduce a su Pueblo hacia la meta de su Reino (Carta Pastoral 2024).

Que Jesús, Rey y Señor de nuestras vidas, os anime a seguir celebrando su mensaje de esperanza y amor y os mantenga unidos en la fe de su Reino, viviendo una vida conectada a su presencia y voluntad.

Con mi bendición y afecto,

Enrique Benavent
Arzobispo de Valencia