Eso queda bien de manifiesto en el caso de celebraciones como la fiesta del Sant Bult, la más antigua de la ciudad. Una fiesta que, teniendo como marco calles y plazas que son testimonio vivo del pasado de la ciudad de Valencia, constituye ahora un claro reflejo de la evolución de nuestra historia, de nuestra sociedad. Un reflejo también del tesón que caracteriza la vecindad de la Xerea y sus descendentes, depositarios de una parte importante de nuestro patrimonio festivo, pero conscientes de la dimensión social que las fiestas, como colectivo humano, pueden desarrollar, aglutinando alrededor entidades ciudadanas del barrio, siempre con el horizonte de la labor cultural y educativa que se trae a término desde el Hogar Escuela de Sant Bult.