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Saluda Delegada del Gobierno Comunitat Valenciana 2025

Vecinas y vecinos, amigas y amigos.

Muchas gracias por la oportunidad que me dais en estas páginas para desearos unas felices fiestas de Sant Bult.

Y gracias, especialmente, por haber mantenido viva, con vuestro espíritu comunitario, durante tantos siglos, la tradición de la festividad más antigua documentada en la ciudad de Valencia. Anterior, incluso, a la celebración desde 1338 de nuestro 9 de Octubre. Palabras mayores.

Las fiestas de Sant Bult, de Interés Turístico y Relevancia Local, representan un tesoro para la ciudad y para el pueblo valenciano. Todo lo que rodea a esta tradición, una de las fiestas de calle que dio más renombre al Reino de Valencia, tiene un componente mágico. La imagen del propio Cristo de Majestad, tallada en el siglo XII, es una de las más antiguas en Valencia y un exponente muy valioso del vestigio románico, poco frecuente en la ciudad. Su hallazgo, coincidiendo con la llegada de Jaume I, explica muchas claves de nuestra historia. Empezando por el vecino que la encontró, Manuel Navarro, uno de los navarros que llegó a la ciudad tras la conquista y que nos ofrece información del proceso de repoblación.

Después, me tiene cautivada la importancia que el Cristo representa para el vecindario, que custodia la imagen en su sede social durante todo el año, hasta la llegada de la fiesta, cuando sale en procesión a la iglesia de San Tomás. Uno de los templos donde históricamente ha peregrinado, además de San Juan del Hospital y San Esteban.

El entorno también importa, con un escenario hipnótico como el milenario barrio de la Xerea. El antiguo arrabal de la ciudad andalusí de Balansiya, que conserva buena parte de su histórica trama urbana del siglo XI, y que nació al mismo tiempo que la huerta de Valencia y que otros arrabales de la ciudad. Unos callejones llenos de historia a los que he de confesar un especial cariño, ya que los atravieso muy a menudo camino del Palacio del Temple, sede de la Delegación del Gobierno.

La Xerea ha sabido conservar mil años después su temprana voluntad de conformar una comunidad con un carácter propio, en el corazón del centro de Valencia. Una fiesta que desprende un sentimiento que nos habla de identidad y de raíces, que confiere a la ciudad una personalidad singular en unos tiempos globales y que también supone una oferta cultural muy original no solo para los residentes, sino también para los visitantes y los turistas.

Os deseo que disfrutéis al máximo de cada acto festivo, de cada procesión, verbenas y bailes.
¡Larga vida a la fiesta más antigua de la ciudad de Valencia!