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Santo Bulto de Lucca

Hace años, en un viaje familiar por la Toscana, el camino nos llevó hasta Lucca y su Santo Bulto de Lucca, una preciosa ciudad de trama urbana medieval llena de encanto. Con una muralla y una Catedral bien conservadas.

La Catedral nos captó rápidamente por su trazado, su arquitectura y por la cantidad de obras de arte que conservaba en su interior y que nos dan una idea de la importancia de esta iglesia a lo largos de los siglos. Una muestra ellas son: La Virgen del Santuario de San Bartolomeo, una escultura en piedra de San Martin con el pobre, de corte románico que nos recordó rápidamente a la nuestra de la iglesia del mismo nombre o la Santa Cena de Tintoreto.

(Virgen del Santuario de San Bartolomeo)

Pero lo que más nos llamó la atención y que nos hizo cambiar de itinerario fue el templete de mármoles preciosos que se ubicaba a la izquierda de la nave central. Nos acercamos rápidamente y vimos que en su interior se erigía una gran imagen de un crucificado muy especial. Una figura que nos miraba con serenidad y que no tenía nada que ver con los crucificados duros, con heridas y sangre a los que estamos acostumbrados.

En aquel momento vivíamos en Cuenca, una ciudad muy singular, que nos recordaba mucho a Lucca y que está muy vinculada a la Pasión de Cristo por la celebración de la Semana Santa con un gran esplendor.

Pasó el tiempo y me encontré vinculada al barrio de la Xerea, un barrio elegido por toda la familia para vivir en él.

De este barrio me enamoró el entramado de calles, con sus antiguos palacios, sus casas señoriales, que recordaban antiguos esplendores y sus casas de vecindad donde todo el mundo se conoce, con el casal fallero y el hogar de Sant Bult, es verdad que por aquel entonces no sabíamos bien que era. cómo tampoco sabíamos que nos involucraríamos totalmente con él toda la familia.

El primer año me impresionó la procesión y si imagen, que todavía no había descubierto, ya que durante todo el año descansa en su hogar.

La imagen, que me recordó a la que antaño había visto en Lucca, me captó y empecé a estudiar sobre ella y la posible conexión entre la nuestra y la de Lucca.

Está claro que iconográficamente están muy próximas, que las dos nos están presentando un Cristo vivo que mira a su pueblo con serenidad, sin signos de dolor ni de sufrimiento. Mas parece que nos presentara un Cristo después de la resurrección con el mensaje de comprensión y de infinito Amor.

Y como cada vez estoy más involucrada con Sant Bult, el año pasado me fui otra vez a Lucca, me introduje en el archivo de la Catedral, para profundizar un poco sobre las semeja zas y anomalías de las dos representaciones del Santo Bulto. Por tanto analizaremos el santo Bulto de Lucca también llamado «la Santa Cruz» en todas sus facetas como ya tenemos estudiado a Sant Bult. Es una escultura realizada en madera de nogal de 2’25 m de altura fijado a una cruz de 4’34 m y un travesaño de 2’65 m de largo y 27 cm de espesor.

Como hemos comentado con anterioridad representa a un Cristo vivo que contempla a su fieles con una mirada penetrante y serena. Hoy aparece a nuestra contemplación como casi mon cromo pero en sus orígenes no era así, la túnica era roja con adornos dorados al cuello y en el bajo, dejando sólo al descubierto la cabeza, las manos y los pies.

El Cristo es majestuoso, apoyado en la Cruz, pero no clavado, ligeramente inclinado a la derecha con unos grandes ojos de pupilas muy negras que parecen fijarse en quien lo contempla. El cabello está tallado con raya central y descansa sobre los hombros y una tupida barba que se moldea como con dos grandes hondas un poco rizadas. El bigote partido en dos zonas, nos deja contemplar la boca semiabierta y una barbilla potente (foto de la portada).

Cuando analizamos en profundidad la cara encontramos una imagen que sobrecoge al espectador, y que se trasmite gran serenidad y fuerza.

La amplia túnica talar, con pliegues en vertical, hace desaparecer las formas anatómicas del Cristo anudándose a la cintura con un cíngulo. La parte más clara son los pies, quizá por ser la zona que ha estado expuesta a los fieles que han desgastado los barnices tocándolos o besándolos.

En la parte posterior del Cristo aparece una pequeña hendidura forrada en seda carmesí que debió contener en el pasado la cápsula con la Sangre de Cristo de la que nos hablan en la leyenda.

Es innegable que el Santo Bulto impresiona a quien lo contempla por lo majestuoso de su tamaño y de su talla y por la dulzura de su expresión.

Posteriormente hablaremos de la leyenda, pero la realidad y los últimos estudios nos demuestran que estamos ante una escultura del siglo XI o XII del estilo románico, con reminiscencias orientales, posiblemente del ámbito de Siria, puesto que viste un Colobiun que es propio de aquella zona.

Como he comentado anteriormente cuando entramos en la Catedral nos atrajo un templete realizado por Matteo Civitali en 1482, en mármol de carrara y porfidio que tiene en uno de sus lados la imagen de San Sebastián. Este templete está cubierto por una cúpula con cuatros nervios y cubierta de mosaicos formando ondas de tres colores y cerrado con celosías doradas.

También es importante destacar el altar, cuya parte interna fue diseña por Filippo Juvara en 1727. Un gran círculo de madera recubierto de lámina de plata dorada, suponemos que al mercurio por la fecha con dos Serafines, que uno sostiene un báculo símbolo del poder y el otro sostiene unas llaves. Y al fondo toda una serie de exvotos que nos hablan de los milagros realizados por el Santo Bulto.

Estamos ante una representación de un Crucificado singular y anómalo que ha hecho nacer una serie de interrogantes sobre la misteriosa imagen y de cómo llego a Lucca, de dónde proviene, cuál es el origen de la singular vestimenta, o el por qué se realiza este lujoso templete para guardarla.

Lo que está claro es que en Italia no se ha encontrado una representación similar. Se ha querido ver una semejanza con los Cristos en Majestad españoles del periodo románico. También guarda una remota semejanza con la Cruz de Immerwaed de la Catedral de Braunschweig, o con los cristos Longobardos.

La zona de procedencia no está clara pero lo que sí se ha definido es la cronología, como comentamos en el Siglo XI o XII que es cuando en toda Europa se representan los cristos triunfantes, vivos y victoriosos sobre la muerte.

El primer documentos que se conserva hablando de Santo Bulto es la leyenda del diacono Lobino, que durante siglos se tuvo como autentica y en la actualidad es objeto de un debate crítico.

El diacono comenta que en el siglo VIII llega el Santo Bulto a Lucca y comienza su culto.

Pero en el manuscrito conservado en la biblioteca capitular de Lucca lo data como una obra del XIII o XIV.

La leyenda narra que la escultura que la escultura fue tallada por Nicodemo, el discípulo de Cristo que ayuda a descender el cuerpo del Salvador y ofrece su sepulcro para que depositen su cuerpo. Esta leyenda narra que después de esculpir el cuerpo, empieza a tener dificultades para realizar la cara y agotado por el esfuerzo y las dificultades se acuesta a dormir y al despertar ve que mientras dormía los ángeles han tallado la cara (que Nicodemo fuera el escultor es una tradición que nos llega de Beirut donde se da culto al Crucificado esculpido por Nicodemo).

Como los tiempos estaban muy revueltos, y tenían miedo que quisieran destruir la imagen, primero la tienen escondida en una cueva y luego la depositan en una barco sin tripulación, lanzándola al mar y es cuando milagrosamente llega al puerto de Leni.

Entonces el obispo de Lucca Giovanni, advertido por un ángel de la presencia de la nave que contenía la imagen del Salvador, se di puso a recuperar el precioso símbolo que además, según la tradición, contenía una reliquia con Sangre de Cristo. Llegaron al puerto recuperaron la cruz del barco y la depositaron sobre un carro tirado por dos caballos sin domar y así llegaron a Lucca.

En la ciudad se preparó una gran fiesta para recibir al Santo Bulto y en procesión lo llevaron hasta la iglesia de san Frediano, pero al día siguiente de forma misteriosa el Cristo apareció frente a la Catedral de San Martin y asombrados por el singular hecho lo dejaron en la Catedral. Por eso el 13 de Septiembre de cada año se realiza una solemne procesión que lleva a la imagen de la Catedral a la iglesia de San Frediano en recuerdo. La difusión del culto del Santo Bulto se extendió rápidamente por Italia y hay muchas ciudades como Roma o Palermo, entre otras, que tienen iglesias dedicadas al Santo Bulto. Pronto traspasó fronteras y el culto se extendió por Francia, España e incluso Inglaterra. Los peregrinos llegan de todas partes atraídos por los milagros que relatan del Santo Bulto y prueba de ello son la cantidad de Exvotos que adornan su altar.

La Iglesia ha estado siempre muy consciente de la importancia y singularidad del Santo Bulto y así lo podemos observar cuando el papa Gregorio VII llega a Lucca y reza delante del Cristo, o como Urbano II, cuando volvía de concilio de Clairmont, donde se decretó la primera cruzada a Tierra Santa, fue a Lucca conjuntamente con una serie de cruzados que provenían de Francia entre ellos Roberto, duque de Fiandra, y Esteban de Blois capitaneados por Hugo, hermano del rey de Francia, para adorar al Santo Bulto y pedir éxito en su gran misión.

En 1105 el papa Pasquale II concede la primera Bula relacionada con la Imagen, para que se perpetuase la devoción al Santo Bulto. Y Calixto II concede una serie de indulgencias a quien visite la imagen.

Siguiendo con los hechos históricos Gregorio XII llega acompañado de un gran número de cardenales en 1387, un momento muy difícil para la Iglesia ya que esta dividida por el cisma y van a rezar ante la imagen. El último de los pontífices que visitó la Imagen fue Pio IX, en Agosto de 1857, y fue tan impresionante para el po tífice que recuerda el acontecimiento en su testamento.

Con estos retazos de historia nos podemos dar cuenta de la importancia y de la veneración que en Italia y en el mundo tiene la devoción por el Santo Bulto.

También este artículo está enfocado a las semejanzas y también las diferencias que encontramos entre las 2 imágenes, nuestro Sant Bult y el de Lucca.

Hemos visto que el tamaño es diferente, pero el periodo histórico es el mismo. También es similar la representación del Cristo en majestad, la mirada y la posición.

Las dos imágenes llegan a Lucca y a Valencia en un mismo periodo histórico y con 2 leyendas son similitudes. Que las encuentran dos personajes que no son importantes, si no más bien podríamos decir que son del pueblo, un diacono, siervo mínimo como lo nombran y en nuestro caso un albañil.

Fijándonos en la imagen, tanto el tallado del pelo como la barba, tienen semejanza. Iconograficamente están dentro de los cristos en Majestad y vivos, tienen que ver con el orden sacerdotal, la triple tiara y sobre todo la expresión de serenidad y dulzura que los hace próximos.

Nuestro Sant Bult fue restaurado y para ello se hizo un estudio exhaustivo, radiográfico, de tomografía axial, de análisis de pigmentos y barnices.

Con estos estudios, más la restauración, nuestro Santo Bulto está entre las imágenes más antiguas y singulares de la iconografía valenciana.

Carmen Pérez García

Catedrática de Bellas Artes. Departamento de Restauración de la UPV